.
No podría saber más de ti
que el nombre revelado por tu nítida sustancia,
la claridad incontenible que dimana
la huella guía de tus pasos transgresores,
el espectro germinador,
con el que, cuando avanzas, inseminas
el eje despoblado de las nubes
De esa imperturbable luz,
inconfundible de tu mano,
me alcanzará la caricia sanadora,
el decanato de dedos,
esplendente de suavidades milenarias,
como mieles esculpidas
y cicatrices de amante obstinado
Yo te portaré, triunfante,
como cáliz engastándose en mi piel,
como estigma que ha rebrotado
de intimidades luminosas
entre mis rosaledas heridas
Oh mi floreciente Arcángel,
oh mi telúrico amor ....
tú eres el margen divino
donde mis emociones y místicas frustradas
relucen
Rosa Iglesias
19 abril 2011
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