domingo, 30 de octubre de 2011

Renacimiento

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En realidad...
ya no había nada que hacer

El azul de su mirada
era un vidrio con matices opiáceos.
La boca, oscura y medioabierta, florecía con lavandas
y dulces violetas desteñidos

Un ocaso matinal
iluminaba aquella juventud
intrigantemente marchita

- No sonrías más - , le aconsejó
un eco triste al oído...
Mientras, un ramo de ilusiones y de asombro,
rebrotaba exhuberante de júbilo
en su pecho...



Rosa Iglesias
30 octubre 2011