lunes, 25 de junio de 2012

La muerte, precisa y sincera

.


Yacía precisa y tiesa en la caja...
Era una lágrima de seda
manchando con tedio la sublime soledad
El viento tejía la tarde, con sus veredas de polvo
entre lamentos y hastíos de siesta
No habia nadie.
Nadie que asomara pertinente su recuerdo
por algún balcón de sonrisas contrariado
Aquella sombra de cal , translúcida y liviana,
era el reflejo asimétrico de la vidriera
que atesoraba el instante marchito donde fallece la luz
Pero...¡ qué pergamino tan sedoso y tan blanco,
tan virginal , ...tan pálidamente inmóvil ¡
Así permanecería , ya para siempre
en la estrechez ubicua de la caja,
con la tersura paralítica que otorga la seriedad
de una muerte sincera .


Rosa Iglesias.
24 junio 2012

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