lunes, 21 de marzo de 2011

Cómo fue que el verbo se hizo noche





CÓMO FUE QUE EL VERBO SE HIZO NOCHE



Ya veo cómo habeis considerado el dolor
desde el letargo inocente de las rosas.
Cómo las palabras que brotaron de su piel de geranio,
escupisteis, cual si fueran sombras necias,
siendo, de su corazon, las lámparas nobles,
la textura lenta e indócil de la soberanía mántrica en su voz

Y, cómo de aquella compostura sublime
de universo participativo y laborioso
que permitia diferenciar honestamente,
del servilismo, el compañerismo más entregado,
subrayasteis de superficialidad intrascendente
sin tomar en consideración sus altos orígenes de abismo
ni la inescrutable concavidad de su expeditiva boca

Se hizo inútil su trayecto de bala fortuíta
y el testimonio que desvelaba,
las muchas otras mensajerías postsemánticas
de los incondicionales verbos, ya dos veces milenarios,
hubieron de hacerse poesía
para la renuncia y abdicación de su propia lengua
desde su luz irrevocable

Noche silenciosa de sorderas
contra la implacable vericidad de su verbo
contra la vitalidad resucitadora de un místico lenguaje

Vanguardia sin reivindicaciones
o postulados santos

Soterramientos preliminares,
en las fibrilaciones sacrílegas,
de la Purísima Luz



Rosa Iglesias
4 febrero 2011

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